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Trabajo

La inclusión laboral de las personas LGBTIQ

Tal como sur­ge del cuer­po nor­ma­ti­vo cons­ti­tu­cio­nal y de los dis­tin­tos tra­ta­dos inter­na­cio­na­les, todas las per­so­nas tene­mos el dere­cho a tra­ba­jar. Es impor­tan­te tener en cuen­ta que la dis­cri­mi­na­ción en el ámbi­to labo­ral trae como con­se­cuen­cia la exclu­sión de las per­so­nas, y la fal­ta de acce­so a un tra­ba­jo digno con­lle­va auto­má­ti­ca­men­te al empo­bre­ci­mien­to. De esta mane­ra, la fal­ta de acce­so al tra­ba­jo pri­va a las per­so­nas de per­te­ne­cer y con­tri­buir a la socie­dad de mane­ra ple­na, en tan­to el tra­ba­jo dig­ni­fi­ca a cual­quier per­so­na y le per­mi­te poder tomar las rien­das de su vida.

Con­se­cuen­te­men­te, las dis­tin­tas leyes debe­rían ade­cuar­se y res­guar­dar tal dere­cho. Sin embar­go, siem­pre exis­tie­ron cier­tas barre­ras, tan­to explí­ci­tas como implí­ci­tas, que han difi­cul­ta­do duran­te lar­gos años el acce­so a un tra­ba­jo por par­te de per­so­nas LGBTIQ o que han obs­ta­cu­li­za­do el ambien­te labo­ral res­pec­to al colectivo.

Ver jurisprudencia

Si bien ha habi­do en la Argen­ti­na de los últi­mos años nume­ro­sos avan­ces en mate­ria de reco­no­ci­mien­to de dere­chos huma­nos para las per­so­nas LGBTIQ, la mar­gi­na­ción y dis­cri­mi­na­ción labo­ral per­sis­te y difi­cul­ta el acce­so de estas per­so­nas a un empleo digno, segu­ro y equi­ta­ti­vo. En este sen­ti­do, las barre­ras que deben sor­tear no refie­ren sólo a las con­di­cio­nes de acce­so al empleo, sino tam­bién a la per­ma­nen­cia y al tra­to en el lugar de trabajo.

Argen­ti­na cuen­ta, tan­to en el plano nacio­nal como en el inter­na­cio­nal, con un amplio mar­co nor­ma­ti­vo en mate­ria de pro­tec­ción de dere­chos labo­ra­les con­tra la dis­cri­mi­na­ción en el tra­ba­jo. Sin embar­go, aun­que la Ley 20.744 de Con­tra­to de Tra­ba­jo, esta­ble­ce en sus artícu­los 17 y 81 el Prin­ci­pio de no dis­cri­mi­na­ción e igual­dad de tra­to, res­pec­ti­va­men­te, ésta no hace refe­ren­cia explí­ci­ta a la orien­ta­ción sexual o iden­ti­dad de géne­ro como moti­vo de dis­cri­mi­na­ción. En el mis­mo sen­ti­do, la Ley 23.592 de Actos Dis­cri­mi­na­to­rios (1988) tam­po­co men­cio­na la dis­cri­mi­na­ción por moti­vos de orien­ta­ción sexual y expre­sión e iden­ti­dad de géne­ro, como sí exis­te en la Ciu­dad de Bue­nos Aires, por ejem­plo, a tra­vés de su Códi­go Con­tra­ven­cio­nal y su Ley Anti­dis­cri­mi­na­ción del 2015, que prohí­be la dis­cri­mi­na­ción basa­da en estos supuestos.

De esta mane­ra, no está direc­ta­men­te regu­la­da la cues­tión y esto es una cau­sal para que per­sis­tan los casos de mar­gi­na­ción labo­ral que aten­tan con­tra el empleo digno, segu­ro y equi­ta­ti­vo, y con­tra con­di­cio­nes de tra­ba­jo libres de discriminación.

En rela­ción a esto, se debe tener en con­si­de­ra­ción que algu­nos gru­pos den­tro del colec­ti­vo LGBTIQ encuen­tran más difi­cul­to­sa su inclu­sión al ámbi­to labo­ral for­mal que otros. A modo de ejem­plo, las per­so­nas trans poseen gra­ves incon­ve­nien­tes para con­se­guir empleo en el cir­cui­to for­mal y, ante esto, son solo las Pro­vin­cias de Bue­nos Aires y de San­ta Fe las que cuen­tan con una Ley de Cupo Labo­ral Trans para la inclu­sión espe­cí­fi­ca de este colectivo.

Los avan­ces en tér­mi­nos de inclu­sión son aún esca­sos y, al momen­to, no se pue­de hablar de una polí­ti­ca públi­ca cla­ra a nivel nacio­nal para res­guar­dar el acce­so al tra­ba­jo de este colec­ti­vo en par­ti­cu­lar. La mar­gi­na­ción his­tó­ri­ca de este colec­ti­vo con­lle­va a la nece­si­dad de desa­rro­llar una legis­la­ción pro­tec­to­ra, sobre todo a nivel nacio­nal, que tome en con­si­de­ra­ción las men­cio­na­das particularidades.

En este sen­ti­do, el Esta­do posee la res­pon­sa­bi­li­dad obje­ti­va –como garan­te de dere­chos– de ir erra­di­can­do deter­mi­na­dos patro­nes cul­tu­ra­les y este­reo­ti­pos estig­ma­ti­zan­tes que aún impe­ran en la gran mayo­ría de las personas. 

Entre ellos no sola­men­te es la dis­cri­mi­na­ción lisa y lla­na, sino la mira­da hete­ro­nor­ma­ti­va hege­mó­ni­ca, que tam­bién per­ju­di­ca a las per­so­nas que rom­pen con este esque­ma. Esta tarea esta­tal debe rea­li­zar­se tan­to des­de lo nor­ma­ti­vo como des­de las accio­nes de sen­si­bi­li­za­ción y de visi­bi­li­za­ción de deter­mi­na­das pro­ble­má­ti­cas que se encuen­tran sos­la­ya­das, natu­ra­les e invisibles.