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Ley 26.522 - Servicios de Comunicación Audiovisual (2009)

Ley 26.522 - Servicios de Comunicación Audiovisual (2009)
22 mayo 2017 Identidad & Diversidad

La Ley 26.522 de Ser­vi­cios de Comu­ni­ca­ción Audio­vi­sual, tam­bién cono­ci­da como Ley de Medios, tie­ne como obje­to “la regu­la­ción de los ser­vi­cios de comu­ni­ca­ción audio­vi­sual (…) y el desa­rro­llo de meca­nis­mos des­ti­na­dos a la pro­mo­ción, des­con­cen­tra­ción y fomen­to de la com­pe­ten­cia con fines de aba­ra­ta­mien­to, demo­cra­ti­za­ción y uni­ver­sa­li­za­ción del apro­ve­cha­mien­to de las nue­vas tec­no­lo­gías de la infor­ma­ción y la comu­ni­ca­ción” (art. 1). Esta ley reem­pla­za el Decre­to-Ley de Radio­di­fu­sión 22.285, ins­ti­tui­da por la dic­ta­du­ra en el año 1980.

La apro­ba­ción de la ley fue elo­gia­da por las orga­ni­za­cio­nes LGBT por el tra­ta­mien­to de la dis­cri­mi­na­ción con­tra la orien­ta­ción sexual o la iden­ti­dad de géne­ro. Por ejem­plo, su artícu­lo 3 dis­po­ne que:

Se esta­ble­cen para los ser­vi­cios de comu­ni­ca­ción audio­vi­sual y los con­te­ni­dos de sus emi­sio­nes, los siguien­tes obje­ti­vos: (…) m) pro­mo­ver la pro­tec­ción y sal­va­guar­da de la igual­dad entre hom­bres y muje­res, y el tra­ta­mien­to plu­ral, igua­li­ta­rio y no este­reo­ti­pa­do, evi­tan­do toda dis­cri­mi­na­ción por géne­ro u orien­ta­ción sexual.”

Ade­más, el artícu­lo 70 expo­ne que la programación:

debe­rá evi­tar con­te­ni­dos que pro­mue­van o inci­ten tra­tos dis­cri­mi­na­to­rios basa­dos en la raza, el color, el sexo, [O] la orien­ta­ción sexual (…)”.

En gene­ral, esta ley pro­vee a las orga­ni­za­cio­nes LGBT de una herra­mien­ta para poder denun­ciar la dis­cri­mi­na­ción en los medios de comu­ni­ca­ción, prác­ti­ca que sigue repro­du­cién­do­se en la actualidad.

Sobre­abun­da­ría acla­rar el rol cen­tral que ocu­pan los medios de comu­ni­ca­ción audio­vi­sual en la for­ma­ción de opi­nión públi­ca, ponien­do énfa­sis en la difu­sión de con­te­ni­dos que evi­ten toda dis­cri­mi­na­ción por géne­ro u orien­ta­ción sexual, y fomen­tan­do el tra­ta­mien­to plu­ral, igua­li­ta­rio no este­reo­ti­pa­do de las per­so­nas. Esto es rele­van­te por la capa­ci­dad de dis­tri­bu­ción de sig­ni­fi­ca­dos y el víncu­lo que estos tie­nen con la dis­tri­bu­ción del poder.

Resul­ta desea­ble que se pro­mue­van cam­bios en las prác­ti­cas cul­tu­ra­les de modo de pro­te­ger la diver­si­dad sexual y la iden­ti­dad de géne­ro de las per­so­nas. Los con­te­ni­dos que los medios difun­den pue­den cola­bo­rar en esta tarea o pue­den per­ju­di­car­la. Las inter­ven­cio­nes que tien­den a cam­biar esas prác­ti­cas deben recu­rrir a meca­nis­mos dia­ló­gi­cos y de con­sen­so para ser res­pe­tuo­sas del dere­cho a la liber­tad de expre­sión de las personas.

Los meca­nis­mos dia­ló­gi­cos no sólo son más res­pe­tuo­sos del dere­cho a la liber­tad de expre­sión de las per­so­nas, sino que, posi­ble­men­te, sean más efec­ti­vos y efi­cien­tes para pro­du­cir refle­xio­nes colec­ti­vas sobre la dimen­sión cul­tu­ral de la discriminación.

Dada la ocu­rren­cia de casos que expo­nen tra­ta­mien­tos dife­ren­cia­dos hacia el colec­ti­vo LGBT por par­te del perio­dis­mo, resul­ta rele­van­te con­tar con una ley que regu­le tales situa­cio­nes y con la inter­ven­ción de la Defen­so­ría del Públi­co de Ser­vi­cios de Comu­ni­ca­ción Audiovisual.