El préambulo de la Declaración dice que “(…) el mundo ha ido aceptando poco a poco que los seres humanos sean diferentes por su sexo, raza u origen étnico y religión y que se respeten esas diferencias sin que sean causa de discriminación. Con todo, algunos países siguen sin aceptar otros dos aspectos de la diversidad humana: que haya personas de orientación sexual o de identidad de género diferentes; que dos mujeres, o dos hombres, se enamoren y que no sea el cuerpo con el que se nace lo que determine la identidad personal como mujer, como hombre o como ninguno de los dos (…)”
En el marco de los World Outgames, que se trata de un evento deportivo y cultural organizado por la comunidad LGBT, el 29 de julio de 2006 en Montréal, Canadá, se llevó a cabo la Conferencia Internacional de los Derechos Humanos LGBT. Esta conferencia buscó crear conciencia sobre los derechos de este colectivo y contó con la participación de juristas, activistas y personalidades de renombre como Claire L’Heureux-Dubé (ex jueza de la Corte Suprema de Canadá) y Louise Arbour (ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos 2004–2008), entre otros exponentes. Esto pudo suceder de tal manera debido a que los Outgames combinan la faceta deportiva con la de la visibilización y avance en la protección de los derechos humanos del colectivo LGBT.
En este contextos surge la Declaración de Montréal que contempla todos los aspectos de la vida de la personas LGBT y que se divide en cinco secciones. La primera, “Derechos Fundamentales”, exige salvaguardar y proteger los derechos más básicos de las personas LGBT. Para ello, en la sección primera se enuncia y detalla la forma en la que se violan estos derechos y se resalta la enorme preocupación que la situación genera. La segunda sección se denomina “Retos mundiales”, donde se describe un diagnóstico de situación, mencionando las próximas metas a alcanzar a nivel mundial. En tercer lugar se desarrolla el tema de la “Diversidad de la comunidad LGBT”. Dicha comunidad está conformada por una pluralidad de personas, por lo que resulta de gran relevancia mantener el respeto y la no discriminación tanto fuera como dentro del colectivo. En un cuarto punto, se hace referencia a la “Participación en la sociedad” con relación a los distintos aspectos de la vida de cualquier persona, como ser el trabajo, la educación, la atención sanitaria, los medios de comunicación, entre otros. Se pretende trascender el marco legal y apelar al respeto por parte de todas las personas que conforman la sociedad hacia las personas LGBT. Finalmente, la última sección denominada “Crear el Cambio social” es un llamado para que cada uno desde su espacio realice un esfuerzo para mejorar la situación local y mundial del colectivo LGBT.
Esta declaración resulta relevante para garantizar el reconocimiento de los derechos del colectivo LGBT pronunciados a nivel internacional.