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Informe Violencia contra Personas LGBTI en América (2015)

Informe Violencia contra Personas LGBTI en América (2015)
28 mayo 2017 Identidad & Diversidad

El 12 noviem­bre 2015 fue apro­ba­do el Infor­me de la Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos (CIDH) don­de se enfo­ca en:

…la vio­len­cia con­tra las per­so­nas LGBT como una vio­len­cia social con­tex­tua­li­za­da en la que la moti­va­ción del per­pe­tra­dor debe ser com­pren­di­da como un fenó­meno com­ple­jo y mul­ti­fa­cé­ti­co, y no sólo como un acto indi­vi­dual. En ese sen­ti­do, la CIDH entien­de que los actos de vio­len­cia con­tra las per­so­nas LGBT, común­men­te cono­ci­dos como “crí­me­nes de odio”, actos homo­fó­bi­cos o trans­fó­bi­cos, se com­pren­den mejor bajo el con­cep­to de vio­len­cia por pre­jui­cio con­tra las orien­ta­cio­nes sexua­les y las iden­ti­da­des de géne­ro no nor­ma­ti­vas (en ade­lan­te “vio­len­cia por prejuicio”).

Este ins­tru­men­to cons­ta de 7 Capí­tu­los. El Capí­tu­lo 1 es la Intro­duc­ción. Lue­go, el Capí­tu­lo 2 se enfo­ca en la defi­ni­ción de vio­len­cia con­tra el colec­ti­vo LGT­BI, por lo tan­to bus­ca reca­bar infor­ma­ción sobre qué tipos de vio­len­cia pue­de sufrir el colec­ti­vo LGTBI.

Más ade­lan­te, el Capí­tu­lo 3 se pro­po­ne pre­sen­tar los tipos de legis­la­cio­nes que se encuen­tran vigen­tes y que cri­mi­na­li­zan a la pobla­ción LGBT, y que, por con­si­guien­te, refuer­zan y crean un ambien­te pro­pi­cio a la con­de­na social, la dis­cri­mi­na­ción, la estig­ma­ti­za­ción, la into­le­ran­cia y la vio­len­cia. En este seg­men­to se veri­fi­ca que tales legis­la­cio­nes “han sido uti­li­za­das para jus­ti­fi­car deten­cio­nes arbi­tra­rias, abu­so poli­cial, extor­sión y tor­tu­ra”. En fun­ción de lo rele­va­do, la CIDH urge a los Esta­dos a que tomen medi­das para dero­gar estas leyes que cri­mi­na­li­zan y estig­ma­ti­zan con el obje­to de enviar un men­sa­je social que posi­bi­li­te un ambien­te libre de per­se­cu­ción y de dis­cri­mi­na­ción hacia este colectivo.

Lue­go, el Capí­tu­lo 4 se abo­ca a la des­crip­ción de las múl­ti­ples for­mas de vio­len­cia con­tra las per­so­nas LGB­TI que inclu­ye tan­to acto­res esta­ta­les como no esta­ta­les, y con­tie­ne la vio­len­cia físi­ca, la tor­tu­ra, las eje­cu­cio­nes, la vio­len­cia sexual, los pro­ce­di­mien­tos médi­cos de asig­na­ción de sexo, la este­ri­li­za­ción, entre otros. Nue­va­men­te, la CIDH ins­ta a los Esta­dos de la región a que dero­guen las leyes que hacen via­bles estos actos y que a su vez cir­cuns­cri­ban, en el mar­co del res­pe­to de la Liber­tad de Expre­sión, los dis­cur­sos de apo­lo­gía al odio de gru­pos que fue­ron his­tó­ri­ca­men­te dis­cri­mi­na­dos, como lo son las per­so­nas LGBTI.

Pos­te­rior­men­te, el Capí­tu­lo 5 con­si­de­ra la cues­tión de la inter­sec­ción de la vio­len­cia con­tra el colec­ti­vo LGB­TI con otros fac­to­res que pue­den gene­rar vul­ne­ra­bi­li­dad, como lo son: etnia, raza, sexo, géne­ro, situa­ción migra­to­ria, situa­ción de ser defen­so­res de dere­chos huma­nos y la pobre­za. En este apar­ta­do, se con­si­de­ra la posi­bi­li­dad de dis­cri­mi­na­cio­nes y vio­len­cias múl­ti­ples. Ade­más se tra­ta la cues­tión de  las muje­res trans quie­nes pade­cen de exclu­sión des­de todos los aspec­tos posi­bles: no reco­no­ci­mien­to de su géne­ro por par­te de la socie­dad, que­dar fue­ra del cir­cui­to de la edu­ca­ción y de la salud, no tener acce­so al mer­ca­do for­mal de tra­ba­jo, entre los ele­men­tos más salientes.

Sub­si­guien­te­men­te, en el Capí­tu­lo 6 la CIDH expli­ca que los Esta­dos tie­nen varias obli­ga­cio­nes res­pec­to de la vio­len­cia con­tra las per­so­nas LGB­TI, inclu­yen­do la adop­ción de medi­das para pre­ve­nir, inves­ti­gar, juz­gar, san­cio­nar y repa­rar dicha vio­len­cia. En esta línea, la CIDH hace hin­ca­pié en el acce­so a la jus­ti­cia como una solu­ción cla­ve y tam­bién pro­mue­ve la adop­ción de legis­la­ción que agra­ve las penas en casos de vio­len­cia con­tra el colec­ti­vo LGT­BI y don­de tam­bién se pue­dan tipi­fi­car los actos de odio con­tra este colec­ti­vo como crímenes.

Por otra par­te, en el infor­me se reto­ma el alcan­ce del artícu­lo 1.1 de la Con­ven­ción Ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos en rela­ción al deber de res­pe­to de los dere­chos y liber­ta­des reco­no­ci­dos en la Con­ven­ción por par­te de los Esta­dos. Par­ti­cu­lar­men­te, se le da la debi­da enti­dad a la par­te final del artícu­lo 1.1 que habla de que estos dere­chos y liber­ta­des deben ser res­pe­ta­dos sin dis­cri­mi­na­ción por una amplia gama de moti­vos seña­la­dos “o cual­quier otra con­di­ción social”. Es aquí don­de el infor­me reto­ma que este tér­mino, “otra con­di­ción social” se debe inter­pre­tar de mane­ra tal que inclu­ya a la orien­ta­ción sexual y a la iden­ti­dad de género.

Lue­go, el Capí­tu­lo 7 se refie­re a las conclusiones.

El docu­men­to en pro­fun­di­dad, se tra­ta de un ins­tru­men­to suma­men­te com­ple­to, por­me­no­ri­za­do y exten­so que abor­da las pro­ble­má­ti­cas des­de múl­ti­ples mira­das que sufren el colec­ti­vo LGT­BI a esca­la regio­nal, y asi­mis­mo, pro­po­ne varia­dos abor­da­jes para erra­di­car aque­llas cau­sas que engen­dran violencias.