Este página fue desarrollada en 2017. Algunos conceptos y contenidos aquí publicados requieren una actualización. Próximamente comenzaremos a trabajar en la revisión de los contenidos, así como también en la nueva política de privacidad de la web.

Caso R., G. P. c/ G. C. B. A. s/ Incidente de Apelación (2015)

Caso R., G. P. c/ G. C. B. A. s/ Incidente de Apelación (2015)
24 mayo 2017 Identidad & Diversidad

Esta cau­sa tam­bién es de la Ciu­dad de Bue­nos Aires, y el fallo es emi­ti­do por el Tri­bu­nal Supe­rior de Jus­ti­cia de la Ciu­dad Autó­no­ma de Bue­nos Aires. Se tra­ta de una que­ja por un recur­so de incons­ti­tu­cio­na­li­dad dene­ga­do. La acto­ra es una mujer tran­se­xual. Su peti­ción ini­cial se tra­ta de la nece­si­dad de reno­var una medi­da cau­te­lar que per­mi­te que ésta no esté en situa­ción de calle. La acto­ra expli­ca que la deci­sión de la Cáma­ra que revo­có la medi­da cau­te­lar dis­pues­ta a su favor le pro­vo­ca un gra­va­men irre­pa­ra­ble, pues­to que la colo­ca en situa­ción de calle nue­va­men­te. Según los dichos de actora:

revo­car la medi­da cau­te­lar en el caso espe­cí­fi­co impli­ca nece­sa­ria­men­te retro­traer mi situa­ción al momen­to de ini­cio de la pre­sen­te acción, colo­cán­do­me nue­va­men­te en efec­ti­va situa­ción de calle, con los con­se­cuen­tes agra­vios a mi salud, inte­gri­dad físi­ca, dig­ni­dad y vida. Agra­vios con­cre­tos que se pro­du­cen al estar des­am­pa­ra­da y sin un lugar don­de vivir, los que no podrían repa­rar­se en el futu­ro con la sen­ten­cia de fon­do” (fs. 6 de la queja).”

Esto mues­tra la gra­ve­dad que impli­ca que no le con­ce­dan la que­ja por no admi­tir el recur­so de incons­ti­tu­cio­na­li­dad. No obs­tan­te esto, la mayor par­te de los votos del Tri­bu­nal Supe­rior se basa­ron en que la que­ja debe­ría ser recha­za­da dado que la sen­ten­cia que bus­ca ser impug­na­da care­ce de la con­di­ción de ser defi­ni­ti­va o equi­pa­ra­ble a tal (por tra­tar­se de una medi­da pro­vi­sio­nal o cau­te­lar), y que a su vez, la acto­ra no logró mos­trar que la sen­ten­cia que no era defi­ni­ti­va, sí era equi­pa­ra­ble a una de tal carac­te­rís­ti­ca. Ade­más, se basó en que el razo­na­mien­to de la acto­ra no demos­tra­ba con­tun­den­te­men­te la gra­ve­dad y vul­ne­ra­bi­li­dad esgri­mi­da por su par­te, que per­mi­tie­ra des­vir­tuar la sen­ten­cia de mane­ra tal que deven­ga infun­da­da. Estas cir­cuns­tan­cias resul­ta­ron sufi­cien­tes para deter­mi­nar que la que­ja inter­pues­ta sea rechazada.

Disi­den­te­men­te, se res­ca­ta la opi­nión de la Jue­za Ruiz dado que admi­te la que­ja, expli­can­do que la acto­ra esgri­mió moti­vos sufi­cien­tes y fun­da­men­tos con­cre­tos para mos­trar el gra­va­men irre­pa­ra­ble que le impli­ca la sen­ten­cia resis­ti­da, diciendo:

4… es difí­cil ima­gi­nar una con­se­cuen­cia más gra­vo­sa e irre­me­dia­ble que vivir en la calle. Se tra­ta de un sufri­mien­to cuya repa­ra­ción pos­te­rior es fran­ca­men­te impo­si­ble. Sor­pren­den, por ello, los tér­mi­nos del auto dene­ga­to­rio del recur­so de incons­ti­tu­cio­na­li­dad que, con lige­re­za, tuvo por no acre­di­ta­do este aspecto.”

Una vez dada por admi­ti­do el recur­so, resuel­ve que:

8. La deci­sión de los jue­ces a quo evi­den­cia en su con­cep­ción la exis­ten­cia de una suer­te de ran­king de mise­rias según el cual la Sra. Rodri­guez no reuni­ría sufi­cien­tes des­gra­cias. Los magis­tra­dos no se hacen car­go de que se tra­ta de una mujer trans de 41 años con innu­me­ra­bles con­flic­tos de vio­len­cia sus­ci­ta­dos con moti­vo de su iden­ti­dad de géne­ro. Una per­so­na cuya situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad deter­mi­nó su inclu­sión por par­te del deman­da­do en un pro­gra­ma de emer­gen­cia habi­ta­cio­nal. Al seña­lar que no ha demos­tra­do impe­di­men­tos para el tra­ba­jo (nóte­se que la ampa­ris­ta, en su pre­sen­ta­ción, de hecho rela­tó los varia­dos tra­ba­jos que rea­li­za), los magis­tra­dos eli­gen no dar cuen­ta, ade­más, de una coyun­tu­ra que difi­cul­ta el ingre­so al mer­ca­do del tra­ba­jo for­mal y ade­cua­da­men­te remu­ne­ra­do, y del obs­tácu­lo –en oca­sio­nes insal­va­ble- que la iden­ti­dad de géne­ro, la edad, la limi­ta­da ins­truc­ción y la pre­ca­rie­dad habi­ta­cio­nal cons­ti­tu­yen para ese fin.

  1. Los extre­mos rese­ña­dos en el pun­to ante­rior son sufi­cien­tes para revo­car el fallo impugnado.”

Lamen­ta­ble­men­te, tra­tán­do­se de una opi­nión mino­ri­ta­ria, no se resuel­ve lo sos­te­ni­do por la Jue­za Ruiz a favor de lo soli­ci­ta­do por la accio­nan­te. Sin embar­go, esta opi­nión disi­den­te pue­de ser­vir como pre­ce­den­te en futu­ras cau­sas. Tam­bién se pue­de des­ta­car que en este caso, no le fue dene­ga­da la pre­ten­sión sino el recur­so en rela­ción a cues­tio­nes for­ma­les, por lo tan­to, en tér­mi­nos del voto mayo­ri­ta­rio, no se resol­vió sobre el fon­do de la cues­tión sino que fue recha­za­do la que­ja por cues­tio­nes de admisibilidad.

Si bien este pano­ra­ma no es el más favo­ra­ble, se pue­de tener en cuen­ta que esta cau­sa no pue­de apli­car­se como pre­ce­den­te en rela­ción al fon­do de la cues­tión en caso de vol­ver a sus­ci­tar­se una pre­ten­sión seme­jan­te dado que no se resol­vió sobre eso. Suma­do a esto, es des­ta­ca­ble que aque­lla Jue­za que optó, por medio de su voto mino­ri­ta­rio, por decla­rar la admi­si­bi­li­dad del recur­so, ade­más de admi­tir­lo hace lugar a la pretensión.