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Caso B., D. A. y Otros (2010)

Caso B., D. A. y Otros (2010)
22 mayo 2017 Identidad & Diversidad

En el caso de “B., D. A y otros”, resuel­to por el Juz­ga­do en lo Con­ten­cio­so Admi­nis­tra­ti­vo y Tri­bu­ta­rio Nº 4 de la Ciu­dad Autó­no­ma de Bue­nos Aires en el año 2010, dos con­tra­yen­tes del mis­mo sexo inter­po­nen una acción ampa­ro ante la Jus­ti­cia de la Ciu­dad Autó­no­ma de Bue­nos Aires, Dele­ga­ción CGP Nº 14, ata­can­do una reso­lu­ción admi­nis­tra­ti­va dic­ta­da por el Regis­tro del Esta­do Civil y Capa­ci­dad de las Per­so­nas de la Ciu­dad Autó­no­ma de Bue­nos Aires, dene­ga­to­ria de la auto­ri­za­ción para con­traer matri­mo­nio por ser ambos del mis­mo sexo [1].

El Juz­ga­do en lo Con­ten­cio­so Admi­nis­tra­ti­vo y Tri­bu­ta­rio Nº 4 de la Ciu­dad hace lugar al pedi­do de la pare­ja, en con­so­nan­cia con lo resuel­to en el fallo “F., A.”, auto­ri­zan­do la cele­bra­ción del matri­mo­nio y otor­gán­do­les, por ana­lo­gía, ya que no sur­ge expre­sa­men­te del Códi­go Civil vigen­te, las mis­mas pre­rro­ga­ti­vas que tie­nen los con­tra­yen­tes de dis­tin­to sexo. Según las pala­bras del juez:

Es evi­den­te enton­ces que los acto­res tie­nen dere­chos reco­no­ci­dos en tex­tos cons­ti­tu­cio­na­les y supra­cons­ti­tu­cio­na­les los cua­les se ven impe­di­dos de ejer­cer por cau­sa de nor­mas vigen­tes que no se encuen­tran acor­de a los tiem­pos, por lo tan­to, se hallan exclui­dos de gozar de esos dere­chos en vir­tud de nor­mas de infe­rior jerar­quía nor­ma­ti­va desac­tua­li­za­das que no con­tem­plan el nue­vo alcan­ce dado a estos dere­chos a fin de aven­tar la exclu­sión y la mar­gi­na­ción por cau­sa de dis­cri­mi­na­ción por orien­ta­ción sexual.”

Ante esto, el Minis­te­rio Públi­co Fis­cal de la Nación ape­la dicha deci­sión y, ade­más, inter­po­ne un recur­so de ape­la­ción ante la Jus­ti­cia Nacio­nal en lo Civil plan­tean­do la acción de nuli­dad de la auto­ri­za­ción ema­na­da de la Jus­ti­cia local, cali­fi­cán­do­la de “sen­ten­cia y con­si­guien­te matri­mo­nio apa­ren­tes”. Según el magis­tra­do de la Jus­ti­cia Nacio­nal, el matri­mo­nio care­ce de efec­tos des­de el inicio.

Así, el juez nacio­nal decre­ta la nuli­dad del matri­mo­nio, por con­si­de­rar que el mis­mo es inexis­ten­te, al vio­lar lo pres­crip­to en el artícu­lo 172 del Códi­go Civil. Dicho artícu­lo sos­tie­ne que, para que exis­ta matri­mo­nio, los con­tra­yen­tes deben ser hom­bre y mujer. Por lo tan­to, el magis­tra­do sos­tie­ne que per­mi­tir la exis­ten­cia de este matri­mo­nio aten­ta­ría con­tra los intere­ses gene­ra­les de la Nación y con­tra el orden públi­co. La pare­ja, por su par­te, ape­la este fallo de la Jus­ti­cia Nacional.

Por lo tan­to, ante la con­tra­dic­ción entre ambos fallos, la Pro­cu­ra­ción Gene­ral de la Nación, res­pon­sa­ble de la deci­sión, debe resol­ver quién tie­ne juris­dic­ción para deci­dir en el pre­sen­te ya que, en caso de que se con­fir­ma­ra la sen­ten­cia nacio­nal, se neu­tra­li­za­rían los efec­tos del ampa­ro pro­mo­vi­do local­men­te por los contrayentes.

La Pro­cu­ra­ción Gene­ral de la Nación con­si­de­ra, enton­ces, que ambos pro­ce­sos deben tra­mi­tar ante el mis­mo juez, por enten­der que, al tra­tar­se aquí de un dere­cho humano como lo es el esta­do civil de las per­so­nas, no debe per­mi­tir­se un “escán­da­lo” que podría sur­gir como con­se­cuen­cia del dic­ta­do de sen­ten­cias con­tra­dic­to­rias sobre el mis­mo tema. Para así deci­dir, la Pro­cu­ra­ción argu­men­ta que, si bien los jue­ces ya se pro­nun­cia­ron en los dos pro­ce­sos de dis­tin­ta juris­dic­ción, y si bien las dis­cu­sio­nes sobre com­pe­ten­cia no pue­den dar­se lue­go de la sen­ten­cia, en este caso se jus­ti­fi­ca que algu­nos cri­te­rios for­ma­les cedan a efec­tos de poder obte­ner una solu­ción coherente.

La Pro­cu­ra­ción deci­de, enton­ces, otor­gar­le juris­dic­ción a la jus­ti­cia local, que es la que dic­tó sen­ten­cia ori­gi­nal­men­te, y por la que se cum­plió la unión entre los par­ti­cu­la­res, ya que no sería cohe­ren­te que:

las con­se­cuen­cias de una deci­sión judi­cial sean aten­di­das en una cir­cuns­crip­ción aje­na –que de tal modo, ven­dría a cons­ti­tuir­se en los hechos en una ver­da­de­ra ins­tan­cia revisora- (…)”.

NOTA

[1] Fallo “B., D. A. y Otros c. GCBA”, Juz­ga­do en lo Con­ten­cio­so Admi­nis­tra­ti­vo y Tri­bu­ta­rio N° 4 de la Ciu­dad Autó­no­ma de Bue­nos Aires, de fecha 22/02/2010. Publi­ca­do en: La Ley Onli­ne. Cita onli­ne: AR/JUR/178/2010.

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