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Caso S. M., R. (1966)

Caso S. M., R. (1966)
22 mayo 2017 Identidad & Diversidad

El caso “S. M., R.”, de la Cáma­ra Nacio­nal Cri­mi­nal y Correc­cio­nal, del año 1966, es el pri­mer ante­ce­den­te que halla­mos en mate­ria de salud de las per­so­nas tran­se­xua­les [1]. La Cáma­ra resuel­ve sobre la res­pon­sa­bi­li­dad por lesio­nes gra­ví­si­mas de un médi­co por efec­tuar una inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca de cam­bio de sexo. En el fallo no se reco­no­ce el dere­cho de las per­so­nas tran­se­xua­les a some­ter­se a dichas inter­ven­cio­nes, sino que lo que se bus­ca es cas­ti­gar penal­men­te al médi­co que la reali­zó en este caso.

En su sen­ten­cia, los jue­ces resuel­ven que:

La extrac­ción de un pene sano a un hom­bre físi­ca­men­te sano care­ce de razón cien­tí­fi­ca. Ni por razo­nes esté­ti­cas, ni por satis­fac­ción de un mal­sano inte­rés psi­co­ló­gi­co, ni por com­pla­cer una des­via­ción men­tal en la víc­ti­ma, tal extir­pa­ción pue­de jus­ti­fi­car­se. El empleo de títu­lo, cono­ci­mien­tos, medios y téc­ni­ca médi­ca en la ope­ra­ti­va, no bas­ta para cubrir la lici­tud, lo que es tan sólo una lesión dolo­sa repu­tada deli­to por la ley penal”.

La per­so­na tran­se­xual es con­si­de­ra­da una per­so­na enfer­ma, y se con­fun­de el tér­mino “tran­se­xual” con el de “homo­se­xual”, usán­do­los como sinó­ni­mos. Asi­mis­mo, los jue­ces hacen refe­ren­cia a la mujer tran­se­xual inter­ve­ni­da como una víc­ti­ma y se refie­ren a ella en tér­mi­nos masculinos.

En lo que res­pec­ta a la salud, en par­ti­cu­lar, este tri­bu­nal entien­de que el médi­co impu­tado obró en con­tra de los pre­cep­tos de la medi­ci­na ya que “a estos enfer­mos no hay que des­tro­zar­les el cuer­po; hay que pro­cu­rar curar­les la men­te”. Así, los jue­ces expli­can que el ata­que al hom­bre en su atri­bu­to de hom­bre es un desafío a la pre­ser­va­ción de la especie.

Por últi­mo, agre­gan que el con­sen­ti­mien­to se encon­tra­ba vicia­do debi­do a un mal psí­qui­co que afec­ta­ba a la per­so­na, que des­fi­gu­ra­ba el real alcan­ce y sen­ti­do de la ope­ra­ción, aun supo­nien­do el mejor resul­ta­do de la misma.

NOTA

[1] Fallo “S. M., R.”, Cáma­ra Nacio­nal Cri­mi­nal y Correc­cio­nal, Sala de Cáma­ra, de fecha 29/07/1966. Fallo Nº 56.208 (ADLA, IV; VII, 71), LL t. 123.