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Caso M., J. C. (1998)

Caso M., J. C. (1998)
22 mayo 2017 Identidad & Diversidad

El fallo “M., J. C.” del Juz­ga­do en lo Civil y Comer­cial Nº 9 de San Isi­dro, del año 1998, en línea con el tema tra­ta­do en el caso de “L., J. C.”, resuel­ve el pedi­do de una per­so­na de que se ade­cue la ins­crip­ción regis­tral de naci­mien­to a la que con­si­de­ra su ver­da­de­ra iden­ti­dad sexual [1]. M., J. C. soli­ci­ta, en con­se­cuen­cia, que se rec­ti­fi­que tenien­do en cuen­ta la modi­fi­ca­ción del nom­bre de pila y el sexo, y que se le reali­ce la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca acor­de a dicha adecuación.

Según el tri­bu­nal, hay una cla­ra des­ar­mo­nía entre los aspec­tos bio­ló­gi­cos y psi­co­so­cia­les, lo que afec­ta a la per­so­na­li­dad de la soli­ci­tan­te. Ade­más, sos­tie­ne que lo feme­nino pri­ma por sobre los míni­mos ras­gos masculinos.

Con fun­da­men­to en el dere­cho a la iden­ti­dad en sen­ti­do diná­mi­co, el juez con­si­de­ra per­ti­nen­te otor­gar la auto­ri­za­ción para lle­var a cabo la inter­ven­ción qui­rúr­gi­ca y la rec­ti­fi­ca­ción de la par­ti­da de naci­mien­to. Aquí se hace refe­ren­cia a la Ley del Arte de Curar (Ley 17.132), la que regu­la el ejer­ci­cio de la medi­ci­na, aun cuan­do no fue­ra apli­ca­ble para casos de esta pro­vin­cia. Dicha ley, en su artícu­lo 19 inci­so 4º, hoy dero­ga­do por la Ley de Iden­ti­dad de Géne­ro, prohi­bía la rea­li­za­ción de inter­ven­cio­nes qui­rúr­gi­cas que modi­fi­ca­ran el sexo del pacien­te, sal­vo que fue­ran efec­tua­dos con pos­te­rio­ri­dad a una auto­ri­za­ción judicial.

El juez hace hin­ca­pié en que no es éste un caso de modi­fi­ca­ción de sexo, según lo dis­pues­to por la men­cio­na­da ley, sino que “(…) lo que se pro­cu­ra es favo­re­cer la mejor defi­ni­ción del sexo que apa­re­ce como incier­to o mix­to, por lo que tal inter­ven­ción resul­ta­ría intrín­se­ca­men­te líci­ta en tan­to un pro­fe­sio­nal médi­co la con­si­de­ra­ra adecuada.”

Cabe des­ta­car que, aun cuan­do el magis­tra­do hace refe­ren­cia en el comien­zo de la sen­ten­cia al her­ma­fro­di­tis­mo, pos­te­rior­men­te se refie­re a M., J. C. como tran­se­xual, cuan­do en reali­dad es el caso de una per­so­na inter­se­xual, con carac­te­rís­ti­cas físi­cas tan­to de mujer como de hombre.

NOTA

[1] Fallo “M., J. C.”, Juz­ga­do en lo Civil y Comer­cial Nº 9 de San Isi­dro, de fecha 12/11/1998. Publi­ca­do en LLBA 1999, 1106, con nota de Andrés Gil Domín­guez. Cita onli­ne: AR/JUR/2549/1998.

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